La seguridad social es más que un derecho humano fundamental. La seguridad social ayuda a hacer frente a una amplia gama de desafíos socioeconómicos y, por consiguiente, hace que la sociedad sea más resiliente, en particular cuando la cobertura de la población es adecuada y completa.
A nivel mundial, el acceso a la seguridad social nunca ha sido tan generalizado y la pobreza extrema ha disminuido considerablemente. Los grandes avances recientes muestran que, se están colmando las brechas en la cobertura pero que aún quedan importantes desafíos. Por ello, la extensión de la cobertura es una obligación para todas las naciones, como se reconoce en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030 y se observa en la promoción, por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de pisos nacionales de protección social.